FICHA TÉCNICA
Título: El dormilón
Título original: Sleeper
Dirección: Woody Allen
País: Estados Unidos
Año: 1973
Duración: 89 min.
Género: Comedia, Ciencia ficción
Calificación: No recomendada para menores de 13 años
Reparto: Woody Allen, Diane Keaton,
John Beck, Mary Gregory, Don Keefer, John McLiam, Bartlett Robinson,
Chris Forbes, Mews Small, Peter Hobbs, Susan Miller, Lou Picetti,
Jessica Rains, Brian Avery, Spencer Milligan, Stanley Ross, John Cannon
Distribuidora:
Metro-Goldwyn-Mayer (MGM)
Productora: Rollins-Joffe Productions
Presupuesto: 2.000.000,00 $
Casting: Lynn Stalmaster
Departamento artístico: Barry Bedig, Charles Deaton, Dianne Wager, Gary Martin, Jack M. Marino
Departamento de transportes: Joe Sawyers
Departamento editorial: Trudy Ship
Departamento musical: Felix Giglio, Phil Ramone
Diseño de producción: Dale Hennesy
Efectos especiales: A.D. Flowers
Efectos visuales: Bill Hansard, Harvey Plastrik
Fotografía: David M. Walsh
Guión: Marshall Brickman, Woody Allen
Maquillaje: Del Acevedo, Janice Brunson
Montaje: O. Nicholas Brown, Ralph Rosenblum, Ron Kalish
Música: Woody Allen
Producción: Jack Grossberg
Producción asociada: Marshall Brickman, Ralph Rosenblum
Producción ejecutiva: Charles H. Joffe
Sonido: Al Gramaglia, Jack Solomon, Jess Soraci, Norman Kasow
Vestuario: Arnie Lipin, G. Fern Weber Joel Schumacher
Sinopsis:
Tras permanecer 200 años en estado de hibernación, Miles Monroe,
clarinetista y propietario de una tienda de comida sana, despierta en el
año 2.174 en una América regida por un estado policial que vigila día y
noche a todos los habitantes del país, es decir, a aquellos que
habiendo sido ciudadanos han dejado de serlo para convertirse en
súbditos, en autómatas.
Interesante:
Interesante:
El dormilón pertenece a la que se considera la primera etapa de Woody Allen como director y dentro de ésta, es una
pieza más del dibujo satírico que Allen realiza de la sociedad norteamericana
con el añadido de ser su primera colaboración con Diane Keaton y, también,
la primera vez que un Allen se abría con los ya habituales créditos iniciales
con letras blancas sobre fondo negro. Todas las películas de esta primera etapa son el fruto de una mente privilegiada,
un humorista sin límites que siempre consigue arrancar la risa más emocional
del espectador. Sin olvidar que El dormilón cuenta con la peculiaridad
de tener su Banda Sonora tocada por la banda de jazz en la que toca habitualmente
Woody Allen: The New Orleans Funeral Ragtime Orchestra.
El dormilón era un principio un film ambicioso, de
cuatro horas de duración, siendo las primeras dos horas (y con un intermedio,
según Allen, para descansar y comer algo) la vida de Miles Monroe como
vendedor de productos macrobióticos y, las dos restantes, ambientadas
en el futuro, tras la criogenización de Miles por accidente durante más
de doscientos años: «El médico dijo que me iría a casa en dos días,
¡sólo se equivocó de 199 años!»– En palabras de Allen: «Bueno,
quería hacer una especie de película payasesca, una película visual en
ese sentido. En su mayor parte me pareció muy fácil».
Hay que tener en cuenta que Allen venía de realizar el tour de force
episódico de Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y nunca
se atrevió a preguntar (Everything You Always Wanted to Know About
Sex, But Were Afraid to Ask, 1972) y que posteriormente, refinaría
su humor volviéndolo menos burdo y más cerebral en la magnífica La
última noche de Boris Grushenko, con lo que hay que entender El
dormilón, al margen de cómo un Allen pleno de la época, un avance
personal del realizador hacia una incierta búsqueda estética, que pese
a todo, no acaba de completar. Aún así, El dormilón resulta una
de las películas más divertidas de Woody Allen, y aunque cuenta con el
habitual bajón de ritmo a media película (otra característica de todas
estas obras), tiene lugar en ella tanto momentos antológicos de la comedia
alleniana y por extensión de la norteamericana– ( La secuencia de
la fiesta en el apartamento de Luna, con Miles controlando a escobazos
un pudding gigantesco, o con la escena en la que los invitados, vía Miles,
se pasan unos a otros una esfera de esencia lisérgica, que acaba por colocar
al propio Miles que se niega a ceder la esfera, gozoso en su disfrute,
y que acaba por el intento de Miles de atrapar sexualmente a una de las
invitadas de la fiesta), como algunas de sus citas más célebres: «¿Dañar
el cerebro? Pero si es mi segundo órgano favorito.
Así mientras Allen nos recuerda que sus padres son unos
judíos ortodoxos que le atormentaron durante su niñez, se descubre como
un experto en curar la frigidez en el futuro de El dormilón no
sólo se ha descubierto que el tabaco es bueno para la salud, si no que
todas las mujeres son frígidas y los hombres impotentes– y vuelve a embutirse
en la piel de un revolucionario cobarde, que sin embargo acaba por salirse con la suya. Allen aprovecha
además para citar a Chaplin, el gag mudo cuando le explican que ha sido
despertado tras una criogenización, a Groucho Marx, con quien comparte
la pasión de uno por sus gafas como la del otro por el puro y el bigote
falso (recordemos que Miles es congelado durante doscientos años... con
las gafas puestas y envuelto en papel albal), e incluso a Jacques Tati,
pues tanto la secuencia en la cocina ultramoderna, como en su trabajo
con el celuloide, recuerdan más que por casualidad al universo de Tati
en Mi tío (Mon Oncle, 1957), que a su vez heredaba estilo del Tiempos
modernos (Modern Times, 1935) de Chaplin. Y si en Hannah
y sus hermanas dedicaba un canto a la vida mientras Mickey Sachs veía
Sopa de ganso (Ducks Soup, 1933. Leo McCarey), en El
dormilón, Woody es más basto y recrea la escena del hospital de Un
día en las carreras (A Day at the Races, 1937. Sam Wood), esta
vez con Keaton y Allen intentando clonar la nariz de El líder.
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