sábado, 27 de abril de 2013

El apartamento. Billy Wilder. 1960.


FICHA TÉCNICA

Título: El apartamento
Título original: The apartment
Dirección: Billy Wilder
País: Estados Unidos
Año: 1960
Género: Comedia.
Duración: 125 min.
Reparto: Jack Lemmon, Shirley MacLaine, Fred MacMurray, Ray Walston, Jack Kruschen, David Lewis, Hope Holiday, Joan Shawlee, Naomi Stevens, Johnny Seven, Joyce Jameson, Willard Waterman, David White, Edie Adams
Productora: The Mirisch Corporation
Presupuesto: 3.000.000,00 $
Departamento artístico: Tom Plews
Departamento musical: Sid Sidney
Dirección artística: Alexandre Trauner
Efectos especiales: Milt Rice
Fotografía: Joseph LaShelle
Guión: Billy Wilder, I.A.L. Diamond
Maquillaje: Harry Ray
Montaje: Daniel Mandell
Música: Adolph Deutsch
Producción asociada: Doane Harrison, I.A.L. Diamond
Sonido: Del Harris, Fred Lau 

Sinopsis:

C.C. Baxter (Jack Lemmon) es un modesto pero ambicioso empleado de una compañía de seguros de Manhattan. Está soltero y vive solo en un discreto apartamento que presta ocasionalmente a sus superiores para sus citas amorosas. Tiene la esperanza de que estos favores le sirvan para mejorar su posición en la empresa. Pero la situación cambia cuando se enamora de una ascensorista (Shirley MacLaine) que resulta ser la amante de uno de los jefes que usan su apartamento (Fred MacMurray).

Interesante: 

Pese a que El apartamento no es una película navideña al uso, si que su localización en este preciso espacio temporal que culmina en la Nochevieja sirve para potenciar el drama de C. C. Baxter (Jack Lemmon), un hombre tristemente solitario en contra de su voluntad.

De nuevo, asistimos a un retrato de la Navidad como un mero juego de apariencias e hipocresías, tras el que se esconden historias terribles de soledad que rozan la marginalidad.
El protagonista, mientras el resto del mundo vive su representación de presunta felicidad y fraternidad, representadas en sórdidos lugares, vive una vida básicamente asocial y falta de esperanza, mientras tiene que aguantar que a personas de ralea bastante desagradable no les falta ni el cariño incondicional ni la compañía de sus mujeres y amantes.
En ese aspecto no deja de ser llamativo que la única persona que parece preocuparse por el personaje de Lemmon durante todo el relato sea un vecino médico, presumiblemente judío, a quien, como es natural, la Navidad le trae sin cuidado. Será este galeno, claro representante de la ética y racionalidad en plena vorágine de celebraciones y borracheras sin fin, el único que le ofrecerá ayuda desinteresada cuando, involuntariamente, se meta en un buen lío con la despechada amante de su jefe, de la que Baxter se encuentra perdidamente enamorado sin ser correspondido.

Wilder recrea un retrato pesimista y negro de una sociedad que aprovecha las celebraciones tradicionales para expandir toda su maldad, egoísmo y avaricia, manipulando al prójimo a su antojo para su propio placer o conveniencia; aquéllos que han instaurado su propio sistema de valores. La crítica es muy dura, pero gracias a la ironía desplegada vemos la película acompañados siempre de una media sonrisa.

El apartamento se convierte así en una triste fábula navideña: no hay nieve; las fiestas como la que se produce en la oficina son puro desenfreno; la única ocasión en la que aparece Santa Claus es para verlo borracho como una cuba y el clímax de la Nochebuena acaba con un intento de suicidio.
Un título mayor de un director enorme.

Fuente, Francisco Nieto, Revista de cine "Encadenados", enero de 2013.
 

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